Queremos completar el tema sobre el
Galerón Llanero, ofreciendo las características del mismo en el hermano
país, de acuerdo a la opinión y estudio de Guillermo Abadía Morales,
folclorista colombiano:
“Galerón es el nombre que reciben algunos “corridos” que se
usan en el canto para acompañar las faenas de vaquería o manejo de reses
vacunas; en ellos es de rigor la rima consonante y obligada en terminación
silábica de “ao” para obtener un buen efecto en la cadencia de la voz que
prolonga el canto para dar tiempo a que el cantador piense el verso siguiente,
en la improvisación y para prestar un factor de monotonía útil en la labor,
pues el ganado se acostumbra al calderón del grito en “ao”. Estas cadencias en
“ao” prolongadas a cada dos versos, producen un efecto de atención por
acostumbramiento del oído de los ganados.
La función u objetivo de
los galerones como cantos de labor en la llanura se explica: por semejanza con
los cantos de labor, por ejemplo los usados para unificar el esfuerzo colectivo
en trabajos físicos como el de remar en las embarcaciones llamadas “galeras”;
históricamente sabemos que en las épocas de la Conquista y Colonia eran
frecuentes las condenas “a galeras”, esto es, que por motivos de delincuencia y
más por razones de índole religiosa y política, muchas gentes que en ciertos
casos no eran delincuentes vulgares, sino personas pacíficas, honorables y
virtuosas, eran condenadas al trabajo ignominioso de remar en las embarcaciones
llamadas “galeras”. Estas eran movidas por muchos pares de remos que estaban
manejados por los presidiarios obligados a remar sin sosiego a fuerza de
látigo; estos “galeotes” acompasaban su trabajo a cantos monótonos que eran los
cantos de galeras. Es sabido que muchos de ellos al acercarse a tierra,
aprovechaban cualquier oportunidad para escapar o se rebelaban contra los capataces
y huían a nado hacia la orilla. Estos prófugos de galeras, una vez en tierra,
no podían permanecer en las ciudades o lugares poblados que por lo general
estaban provistos de justicia, es decir, de autoridades que les descubrían
prontamente. Así, lo más razonable era huir de los centros y trasladarse a
regiones solitarias en las cuales hallaban libertad y aún trabajo; región ideal
para tal empresa era la de los Llanos Orientales que se hallaban relativamente
cerca de la capital de la Nueva Granada. Allí, por razones de carácter
económico tan poderosas como la existencia de inmensas extensiones de pastos
naturales, prosperó rápidamente el oficio del manejo de ganados.
Entonces,
muchos de los cantos de galeras, indudablemente llamados “galerones” eran recordados
por los fugitivos nombrados, pero se aplicaban ya, como es obvio, no al antiguo
oficio, sino al nuevo trabajo de la vaquería. De tal modo el antiguo ritmo del
golpear de los remos se transformó al ritmo del galope de los caballos, ya que
la labor ganadera exigía este vehículo natural. Muy probablemente se conservó
el nombre de galerones de los viejos cantos, para los del oficio nuevo y así
surgió el galerón llanero, cuyas características de letra ya se
indicaron y cuyo ritmo ya era otro.
Otra tesis sobre el particular, recientemente expuesta por nosotros es la que establece que, así como en la pampa argentina se llamaban “galeras” las comitivas o convoyes de carretas que viajaban a través de enormes extensiones de pampa, los cantos que amenizaban el viaje de las carretas o galeras pudieron llamarse “galerones”; por semejanza con estos cantos de pampa, pudieron llamarse así también nuestros cantos de los Llanos.
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